Diego Puertas
6 days ago
¡El USD/JPY vuelve a superar los 150! Un nivel históricamente sensible que refleja mucho más que la debilidad del yen. Veamos qué está ocurriendo realmente en Japón y por qué importa al resto del mundo. [img:CrGQ7KM6j]
Japón enfrenta una tormenta perfecta: cambio político, desequilibrio fiscal, subidas de rendimientos y un Banco Central que ya no puede sostener el artificio de tipos ultrabajos sin consecuencias.
El fin de semana, el Partido Liberal Democrático eligió a Sanae Takaichi como su nueva líder. Será la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra. Su programa económico es expansivo: más apoyo a pymes, subsidios locales y recortes de impuestos. [img:Xyq32Yn9o]
En otras palabras: más gasto y menos recaudación. Recordemos... En un país con una deuda pública equivalente al 230% del PIB. El mensaje al mercado es claro: el ajuste fiscal sigue sin estar sobre la mesa. [img:0PCBZZU_7]
El resultado no tardó en verse. Los rendimientos de los bonos del gobierno japonés (JGBs) a 30 y 40 años se han disparado, alcanzando niveles no vistos en 25 años. El tramo a 30 años supera ya el 3,3%. [img:6tzH4FImh]
Lo más preocupante no fue la subida en sí, sino el síntoma detrás: En las últimas subastas de deuda, el mercado prácticamente no quiso comprar. Japón empieza a tener problemas para colocar su deuda a largo plazo sin la intervención del Banco de Japón.
Durante décadas, el BOJ fue el comprador de último recurso, acumulando más de la mitad de toda la deuda. Eso permitió tipos artificialmente bajos, pero distorsionó el mercado. Ahora que intenta normalizar su balance, los compradores exigen una prima de riesgo mucho mayor. [img:PE7V4wE1G]
Los inversores ya no creen que Japón pueda mantener rendimientos bajos sin deteriorar la moneda o desestabilizar su sistema financiero. El resultado es una revalorización de los tipos reales y nominales.
Un yen más débil implica salidas netas de capital: los inversores buscan cobertura cambiaria o mueven posiciones hacia activos extranjeros. Pero paradójicamente, Japón también podría necesitar repatriar capital si la tensión en los bonos empeora. [img:ax1yt2n2s]
Japón posee más de 1,1 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense. Si necesita defender el yen o financiar su deuda doméstica, podría verse obligado a vender parte de esos Treasuries.
Eso equivale a un quantitative tightening global: más oferta de bonos estadounidenses, menores precios y tipos largos al alza. Una presión indirecta sobre la deuda de EE. UU. y del G4.
De hecho, estimaciones de Goldman Sachs indican que los movimientos en los JGBs a 30 años ya han añadido cerca de 80 puntos básicos de presión al alza sobre los rendimientos globales desde abril. [img:kdD8AI0Zy]
El debilitamiento del yen también ha reactivado el carry trade: inversores toman prestado en yenes para invertir en activos de mayor rendimiento (real brasileño, dólar australiano, etc.). Esto amplifica la depreciación de la moneda. [img:YUltNo2sb]
Pero hay un límite. Si el yen se deprecia demasiado, el Ministerio de Finanzas podría intervenir. Y para hacerlo, necesitaría vender dólares… probablemente a través de liquidación de Treasuries.
Por tanto... Si el BOJ pierde el control del extremo largo de la curva o el yen cae en espiral, la cadena de transmisión afectará a todos los mercados de bonos desarrollados.
El USD/JPY por encima de 150 no es solo un dato técnico: es una advertencia de que el sistema financiero global se está ajustando al final de una era de tipos cero. Japón, el mayor laboratorio monetario del mundo, vuelve a marcar el camino. [img:LfJa39xmE]
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